lunes, 13 de agosto de 2007

...they're going to destroy our casual joys...

E

Las alas de Ícaro se derriten y muere estrellado contra el piso. El pelotón de fusilamiento descarga sobre Aurelio Buendía. Wallace es despedazado y sus miembros usados como sangrante advertencia. Akutagawa no soporta los engranajes invisibles detrás de sus párpados y se quita la vida. La sangre de Pocho Lepratti se escurre por tratar de razonar con los órganos mecánicos del odio. Bonzo regala la imagen más real concebible de la carnicería de la realidad, porque sabe que ésta no existe y que nuestros ojos son vulgares.

Los idealistas debemos morir, y lo aceptamos con la misma furia jocosa con que rechazamos un mundo que no nos pertenece. Nuestra sangre no es precio, es ofrenda.

1 comentario:

Sibyl Vane dijo...

Es que pienso que el mundo, al fin de cuentas no le pertenece a nadie.
Que también hay muchos idealistas que no aceptan ser ofrenda.
Pero... adónde vamos los demás, los que rechazamos el mundo pero queremos seguir viviendo en él?

Encantada de leerte otra vez.
Te aprecio y creo que debo decirlo.

Saludos.-