jueves, 28 de agosto de 2008

Librado de ser libre


Libertad de ir donde quieras, con quien quieras, todo el tiempo que quieras, y, una vez allí, hacer lo que quieras.
Pensé que me la negabas, y te dejé.

Dostoievsky dijo que si Dios ya no existe, todo nos está permitido. Lacan lo invirtió, diciendo que si Dios no existe (Dios en el sentido del Nombre-del-padre, dice Zizek) todo nos está prohibido.
Esta libertad sin vos no es más que un puño apretado, un manojo de arena que se esparce inevitablemente, mientras envejezco, no tan sereno, bajo el sol de invierno.
Esta libertad sin tu nombre sagrado, sin tu presencia que define al nosotros y por ende al yo, no es libertad más que de extrañarte, de transitar los callejones sin salida del pasado. Detrás de sus sórdidas paredes se oye el presente, en el que, al parecer, hay una fiesta constante.

Tal vez por mudarme demasiado, la invitación nunca me llegó.

Adieu, prohibición más dulce. Nos vemos en la sutil línea que el ocaso traza a la noche.
Ojalá nos reconozcamos.

sábado, 23 de agosto de 2008

Debajo De Tu Cuerpo


Preguntas incorrectas para respuestas inapropiadas
dos finos hilos de humo surgen de un fósforo apagado
Hay una traición en curso
no son tus manos
ni las mías.

Límpidas nubes de tormenta
sobre el cielo lisérgico
devastan nuestra sed de sentido.
Norwegian Wood en la radio.
El locutor canta a destiempo.

Marejadas azuladas de tu pelo en mi almohada
cambiamos de piel al rozarnos.
Abajo, el rostro impoluto de la verdad,
el rostro del desamor.

Olor acre, tonos de magenta
mientras el otoño del mundo
se desmembra
detrás de una persiana
siempre cerrada.

sábado, 16 de agosto de 2008

Diferencias irreconciliables

"Pero si es difícil fijar el instante preciso, el paso sutil en que el espíritu ha apostado a favor de la muerte, es más fácil extraer del acto mismo las consecuencias que supone. Matarse, en cierto sentido, y como en el melodrama, es confesar".
Albert Camus

Unos meses después de separarme (ella adujo "diferencias irreconciliables", yo pregunté qué diferencia no lo era. El juez falló a su favor), la vi bajar del auto de un antiguo amigo. Era una tarde de agosto y el cielo estaba cargado.
Me acerqué sonriendo y con el dedo índice dejé un mensaje en el vidio trasero.
Algunas horas después se desató la tormenta. Nunca supe si llegó a leerlo.

El dedo que jaló el gatillo que activó el mecanismo que impulsó la bala que me destrozó la cabeza tenía todavía algunos leves rastros del polvo de ese vidrio.
A ese mensaje no pudo lavarlo ninguna lluvia.