
Albert Camus
Unos meses después de separarme (ella adujo "diferencias irreconciliables", yo pregunté qué diferencia no lo era. El juez falló a su favor), la vi bajar del auto de un antiguo amigo. Era una tarde de agosto y el cielo estaba cargado.
Me acerqué sonriendo y con el dedo índice dejé un mensaje en el vidio trasero.
Algunas horas después se desató la tormenta. Nunca supe si llegó a leerlo.
El dedo que jaló el gatillo que activó el mecanismo que impulsó la bala que me destrozó la cabeza tenía todavía algunos leves rastros del polvo de ese vidrio.
A ese mensaje no pudo lavarlo ninguna lluvia.
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